Si los dedos giran hacia el este o hacia el sur. Si se rasga la melodía de un piano. Si no es posible, si no es un experimento, si la rueda no gira. Si son las dos o son las siete.
Quisiera romper palabras como si de esa forma también su fuerza. Suspiro.
Soy irrompible.
Me quiero romper mi propia continuidad, a veces también el vuelo.
Si me arranco la fantasía.
Si me vuelco el delirio.
Si me contengo lo suficiente como para evitar el movimiento.
Si no exploto.
Si aprendo a andar en tacones.
Quisiera que pudieras ver aquello... así existe, así lo destruyo.
Te quiero comer esos podridos silencios.
Quiero que te sientes sobre la mesada a largarte a llorar y confesar que no pudiste; quiero verte revolcandote en tu propia fragilidad. Al menos darme eso.
Pero no das nada y me pedís más.
Soy una niña y me llevan hacia el velatorio de una peluquera. Tenía que ver mi primer rostro muerto y que no sea ni mi madre ni mi padre. Ella en su capelina, enferma y muerta en amor. Ella sí que supo cómo ser mujer.
Luego, vinieron las órdenes y el caos.
"Ay, hija, sos brillante hasta que te enamoras..."

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